Mindfulness en la naturaleza. La manera de encontrar tu equilibrio

El ser humano nunca ha estado tan desconectado de la naturaleza como ahora. Si bien antes nos regíamos por la luz natural y las estaciones, gradualmente hemos ido distanciándonos  de esa información que nos une a la Tierra: trabajamos en espacios perfectamente climatizados e iluminados, nos desplazamos aislados en nuestros coches y nuestro ocio implica en muchas ocasiones aislarnos de nuestro entorno (ver la tele, mirar el móvil, entrar en un centro comercial…)

Y no vamos a negar los beneficios de esta evolución, pero sí a poner de manifiesto un hecho, y es que en tan solo 100 años nos hemos ido separando de la naturaleza que nos rodea hasta volvernos perfectos desconocidos. ¿Por qué alguien que vive en el campo es capaz de predecir el tiempo mirando a su alrededor y tú tienes que mirar una aplicación? Simplemente porque está conectado con su entorno, sabe interpretarlo como si fuera un libro abierto.

La naturaleza tiene un espectacular poder sobre nosotros: nos calma, nos ayuda a reestructurar nuestras prioridades y a poner orden en nuestra mente. Estos beneficios tienen un claro paralelismo con la meditación y es por ello que encontramos en la unión de naturaleza y mindfulness la manera de perfecta de recuperar el equilibrio que nuestra vida urbana nos hace perder.

 

Beneficios de la práctica de mindfulness en la naturaleza:

  1. Nos ayuda a volver a nuestros sentidos. El entorno natural despierta nuestros sentidos. En la ciudad nuestros sentidos parecen dormidos (nuestra atención se focaliza por sistema en nuestros pensamientos, no oímos el ruido, no olemos los humos del tráfico, no conectamos con el tacto…). La naturaleza es un contexto en el que conectar con los sentidos es más gratificante,  y en el que de manera natural tenemos la capacidad de separarnos de nuestros pensamientos y conectar con lo que ocurre a nuestro alrededor.
  2. Recordamos nuestra conexión con la naturaleza. Somos naturaleza, pero estamos tan ocupados en nuestros pensamientos que nos olvidamos de ello. Al entrar en contacto con el medio natural recuperamos la conexión con el entorno y con nosotros mismos.
  3. Cambiamos el ritmo. Dejamos de seguir el ritmo de nuestras agendas para seguir el ritmo de la naturaleza, que es nuestro ritmo biológico y además nos hace sentir bien y equilibrados.
  4. El presente toma protagonismo. Siguiendo el ritmo de la naturaleza, observando las maravillas del mundo que nos rodea, es mucho más fácil vivir en el momento presente. Nuestra realidad será la misma pero empezamos a verla a través de otros ojos, con más perspectiva y optimismo.
  5. Desarrollamos una mayor compasión. Conectamos con otros seres (plantas, insectos, animales) y con nosotros mismos. Comprendemos los retos existenciales que enfrentamos los seres vivos y eso desarrolla en nosotros la compasión.
  6. Apreciamos las dimensiones positivas de nuestra vida. El contacto con la naturaleza nos da una perspectiva más amplia de nuestra realidad y nos permite volver a la rutina con una actitud más positiva y un sentimiento de gratitud hacia todo lo que hace nuestra vida más fácil y habitualmente damos por sentado.

 

El próximo 4 de febrero organizamos un taller de mindfulness en la naturaleza. Una oportunidad única para abrirnos a los beneficios que esta combinación nos ofrece y para volver a conectar con nosotros mismos. Puedes encontrar más información sobre este taller y sobre nuestros cursos de mindfulness en Madrid en nuestra web. ¿A qué esperas para cambiar la forma en que vives tu vida?